Pretende evitar la progresión de la enfermedad ya establecida y el diagnóstico y tratamiento de sus complicaciones.
El riesgo de desarrollar tuberculosis en trabajadores con exposición a sílice, aun sin silicosis, es mayor que en la población general, y entre los pacientes con silicosis aumenta de manera proporcional a la gravedad de la enfermedad. Además la aparición de tuberculosis incrementa el riesgo de progresión de la silicosis.
También se ha observado que la silicosis constituye un factor de riesgo para que la infección tuberculosa latente evolucione hacia la enfermedad tuberculosa activa. Por todo ello en los pacientes con silicosis se recomienda realizar cribado periódico de infección tuberculosa latente y en su caso tratamiento, el cual al igual que el de la enfermedad tuberculosa, no tiene especificaciones diferentes a las pautas habituales.
El defecto ventilatorio obstructivo es una circunstancia muy frecuente en los casos de silicosis complicada. El tratamiento, incluyendo las formas en que se acompaña de insuficiencia respiratoria, es similar al recomendado para el paciente con EPOC.
Los pacientes con silicosis, como portadores de una enfermedad respiratoria crónica, deben de ser vacunados contra el streptococcus pneumoniae y anualmente contra la gripe.
La exposición a sílice aumenta el riesgo de cáncer de pulmón. Esta asociación es más evidente en el caso de las personas que padecen o que desarrollan silicosis. A día de hoy no existen técnicas con un coste beneficio asumible que, en el caso de las personas expuestas a sílice, permitan su detección precoz.
El trasplante pulmonar podría ser una alternativa en los casos graves de silicosis. Los estudios disponibles muestran una supervivencia similar a la de pacientes con EPOC u otras enfermedades intersticiales difusas.